En La Guajira, la agricultura no empezó con un tractor, sino con la terquedad de un wayuu que decidió sembrar en el desierto. Desde las huertas de Libardo Pushaina hasta las cocinas donde renacen las recetas de las abuelas, FUCAI y Manos Unidas acompañan un proceso en el que la soberanía alimentaria se construye con agua escasa, semillas resistentes y una certeza profunda: las soluciones nacen de las propias comunidades wayuu.

Nueve años después de iniciar el proyecto de tejido en la Guajira, FUCAI ha demostrado que cuando la investigación se convierte en acción, el tejido se transforma en economía, autonomía y cuidado colectivo. Las tejedoras wayuu definieron sus propios estándares, fortalecieron sus ingresos y ampliaron su liderazgo en sus comunidades. Hoy, este proceso inspira nuevos esfuerzos en la Amazonia y la Orinoquia.
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El mercado campesino del ICBF es un espacio donde convergen culturas, saberes y economías locales. A través de productos como miel, tejidos, semillas y frutos de chagra, campesinos, artesanos e indígenas encuentran oportunidades de comercialización justa y directa. Este artículo narra experiencias reales con productores de Quibdó, la región central y comunidades Wayuu, resaltando cómo estos mercados fortalecen la economía familiar, preservan tradiciones y conectan al consumidor urbano con la diversidad cultural del país. FUCAI participa promoviendo tejidos Wayuu y productos amazónicos que protegen conocimientos ancestrales y aportan al desarrollo sostenible.

El arte del tejido Wayuu trasciende la técnica para convertirse en una metáfora de la vida. Entre tensar y soltar, aprendemos que tanto en el trabajo como en la vida personal, el equilibrio entre disciplina y flexibilidad es la clave para avanzar con sentido.

Una historia sobre cómo un simple encargo se transformó en un proceso de innovación, aprendizaje y trabajo colectivo. La creación de la Strap Oshonushi Wayuu refleja el equilibrio entre tradición y modernidad, conectando las manos de las tejedoras wayuu con nuevas formas de crear e inspirar.

En La Guajira, el agua no llega, la infancia se enferma y la promesa estatal sigue arrastrándose en una carretilla.

Ni agua ni plan: la Corte advierte que Guajira Azul no basta y que los niños wayuu siguen esperando lo esencial.

El desierto acogió a 25 mujeres que entre las ardientes arenas, los fogones, las ollas, las cucharas y las ganas de sorprenderse, se reunieron junto al fogón, para reconocer los ingredientes que las acompañan día a día en sus cocinas y que de la mano del chef Adrews Arrieta, cobran un nuevo sentido dentro de sus paladares. Conocer, descubrir, experimentar, saborear y dejarse sorprender era el requisito para participar en estos dos días de cocina tradicional y poder redescubrir los sabores que el desierto tiene y se pueden ofrecer en las cocinas de las mujeres y hombres wayuu.