Un paso hacia la autodeterminación en salud: la importancia del Decreto Ley 0480 de 2025 para los pueblos indígenas de Colombia

Por: Cesar Arismendi

cesar.arismendi@fucaicolombia.org

El pasado 30 de abril de 2025, el Gobierno Nacional de Colombia expidió el Decreto Ley 0480, mediante el cual se crea el Sistema Indígena de Salud Propia e Intercultural (SISPI) como política de Estado. Esta decisión representa un hito en el reconocimiento y garantía del derecho fundamental a la salud de los pueblos indígenas, y marca un avance trascendental en el camino hacia la autodeterminación, la interculturalidad y la reparación histórica en el ámbito de los servicios públicos esenciales, pero también con un gran reto para las comunidades indígenas quienes a través de la autodeterminación deberán tomar las riendas de los sistemas de salud. La pregunta es : ¿Estarán preparados?

Antes de poner en práctica lo aprobado en este decreto, las comunidades deberán preguntarse y planear los pasos que deben caminar los pueblos indígenas para su implementación y los desafíos estructurales que enfrentan para hacer de este sistema propio, una realidad.

Lo primero es el reconocimiento a la autonomía indígena en salud.

Durante décadas, las comunidades indígenas de Colombia han denunciado la exclusión del sistema de salud tradicional y la imposición de un modelo occidental que desconoce su cosmovisión, prácticas ancestrales y formas organizativas. El SISPI responde a esas reivindicaciones, al ser definido como un sistema especial público, regido por los principios de autonomía, derecho propio, ley de origen y palabra de vida.

El decreto reconoce que los pueblos indígenas tienen, no solo el derecho a recibir atención en salud, sino también a gobernar, planear, diseñar, ejecutar y evaluar sus propios modelos de atención. Esta política de Estado se fundamenta en el pluralismo jurídico y cultural que consagra la Constitución de 1991 y en el principio de interculturalidad que guía la jurisprudencia de la Corte Constitucional.

¿Cuáles serían los principales componentes del Decreto 0480 de 2025 y por los que las comunidades indígenas se deberían regir?

El texto del decreto contempla un conjunto de disposiciones que redefinen la manera en que los pueblos indígenas podrán acceder y administrar servicios de salud, bajo una lógica de autogobierno y coordinación con el sistema general. Algunos de los aspectos más relevantes son:

  1. Voluntariedad: Cada pueblo indígena puede decidir libremente si adopta o no el SISPI. Esta implementación no es obligatoria ni automática, lo que garantiza que las comunidades que no se sientan plenamente capacitadas puedan prepararse e ir adoptando la política poco a poco, mientras que comunidades como los Nasa logren consolidad de manera inmediata sus procesos.

  2. Gobernabilidad: Los gobiernos propios indígenas tendrán la autoridad para planificar, gestionar e implementar los servicios de salud según sus formas organizativas.

  3.  Instituciones propias: Las comunidades podrán crear instituciones de salud. Estas deberán ser reconocidas legalmente por el Ministerio de Salud y estarán sujetas a mecanismos de control propio y estatal. Con los retos que implicaría crear este tipo de instituciones que deberán garantizar el 100% de atención a las comunidades y garantizar el bienestar pleno y universas de sus comunidades.

  4. Modelo de cuidado propio: Se establece que cada pueblo podrá construir un modelo de cuidado en salud que articule saberes ancestrales y medicina occidental de forma complementaria.

  5. Sistema de información (InfoSISPI): Se crea un sistema propio de datos y monitoreo, interoperable con el sistema nacional, respetando los criterios de soberanía de la información.

El SISPI será financiado con recursos públicos provenientes de la ADRES, el Presupuesto General de la Nación, cooperación internacional, y otros fondos específicos. Cada territorio tendrá un Fondo de Administración con cuenta propia y protegida y se deberá incorporar el enfoque integral, reconociendo que la salud se relaciona con vivienda, alimentación, medio ambiente, agua, cultura y espiritualidad.

Participación: La implementación del sistema debe concertarse en la Mesa Permanente de Concertación con los pueblos indígenas y respetar sus procedimientos de consulta previa.

¿Qué deben hacer los pueblos indígenas para implementarlo?

Aunque el decreto abre la puerta al autogobierno en salud, su puesta en marcha requiere una serie de pasos organizativos, técnicos y administrativos por parte de las comunidades. Entre los más importantes se encuentran:

  • Decisión autónoma: Realizar una asamblea del gobierno propio para decidir si se acogen al SISPI.

  • Solicitud formal: Presentar al Ministerio de Salud una solicitud oficial de administración del sistema, adjuntando actas de decisión, censo poblacional, representante legal y borrador del modelo de salud lo que implicaría un gran trabajo en las comunidades que no se encuentran organizadas y que muy seguramente accederán al sistema con varios años de rezago.

  • Diseño del modelo de cuidado: Elaborar participativamente un documento que recoja el enfoque, los saberes, rutas de atención, formas de organización y métodos propios de prevención, curación y sanación.

  • Costeo del modelo: Definir los costos que implicaría poner en marcha el modelo, con apoyo técnico del Estado si se requiere. Aquí es importante que en la mesa permanente de los pueblo indígenas se logre dar capacitación y apoyo técnico a los pueblos indígenas como un primer paso en la organización.

  • Creación del fondo: Constituir el Fondo de Administración del SISPI en cada territorio, con cuenta propia e independiente.

  • Reconocimiento de sabedores: Establecer criterios para reconocer, formar y certificar a médicos tradicionales, parteras, yerbateros, entre otros actores clave.

  • Implementación de InfoSISPI: Participar en el diseño y uso del sistema de información en salud propia, capacitando a jóvenes y equipos locales.

  • Acompañamiento institucional: Solicitar apoyo del Ministerio del Interior, la Dirección de Asuntos Étnicos, la Procuraduría y otros entes para garantizar la ruta jurídica e institucional.

También tenemos que ver en este decreto que las comunidades deberían evaluar ¿Cuáles son los principales obstáculos para su implementación? ya que las comunidades enfrentan múltiples desafíos estructurales y contextuales para que el SISPI sea efectivo:

Muchos territorios carecen de equipos con conocimientos jurídicos, contables o en salud pública para diseñar los componentes exigidos por el decreto. El acceso a conectividad, transporte, educación y condiciones mínimas impide que los territorios más apartados logren cumplir los requerimientos del sistema. Muchos pueblos no cuentan con resguardos constituidos, o a pesar de tenerlo la unión en asamblea del resguardo se ha hecho casi imposible o no tienen reconocimiento legal de sus autoridades, lo cual limita su capacidad de gestión ante el Estado.

También se debe considerar que algunos gobiernos departamentales y municipales pueden desconocer o minimizar el SISPI, limitando la articulación y el flujo de recursos , e incluso existe el peligro de que agentes externos pretendan imponer lógicas de mercado o capturar los fondos del SISPI sin respetar los principios de autonomía y gobierno propio.

La implementación del enfoque intercultural exige procesos de formación tanto en funcionarios estatales como en autoridades indígenas para evitar malentendidos, discriminación o imposición. Es importante entender la complejidad de la articulación del SISPI con el sistema general de salud ya que requiere ajustes normativos adicionales, como reformas en el POS, habilitación, contratación, y auditoría.

Aunque es una oportunidad histórica que requiere compromiso colectivo y su éxito dependerá del compromiso del Estado en brindar los apoyos necesarios, de la disposición de las comunidades para organizarse y construir sus modelos, y del respeto mutuo entre sistemas culturales diversos. El SISPI es, ante todo, una oportunidad para sanar las heridas de exclusión y abrir el camino a una verdadera justicia social desde la diversidad.

Para que esto sea posible, se requiere voluntad política, garantías técnicas y presupuestales, y sobre todo, la convicción de que otro modelo de salud, más humano y en armonía con la Madre Tierra, no solo es posible, sino necesario.

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